El Batel. Cartagena 17/09/2017
Estimadas compañeras y compañeros:
Agradezco profundamente su invitación y les doy la enhorabuena y la bienvenida a esta profesión.
Hace ya 35 años el profesor Joaquim Arnau, nos leyó un texto extraído del De re aedificatoria de L. B. Alberti escrito En 1450, este texto nos ha acompañado en el estudio y ha sido lectura obligada de todo colaborador que por él ha pasado.
Dice así:
Se preguntarán por qué traigo aquí, hoy, esta recomendación de LB Alberti. que tiene 567 años.
Existen notables paralelismos con nuestra situación actual:
Para Alberti, el mundo de su época es un mundo sujeto a la voracidad del cambio, expresado en los ciclos adversos de la fortuna y la decadencia fatal de los hombres y de las cosas.
En este sentido, advierte que el nuevo orden dependerá de la consciencia de la ruina, a la que el arquitecto debe anticiparse.
Alberti representa el nacimiento del arquitecto, prácticamente lo inventa, y de la herramienta de la Arquitectura, La percepción de su trabajo (linneamenta ) y su manera de hacer ( concinnitas) son para él, la base para construir el objeto arquitectónico y la ciudad .
Esto sucedía en 1450.
En 1950, 500 años después, la visión de la Tierra desde el espacio, sola, aislada en la inmensidad del Universo, conmociona a la Humanidad.
Esta célebre imagen marcará nuestras vidas y será el inicio de una nueva Conciencia planetaria.
Desde entonces, en el mundo de la arquitectura y el Arte: arquitectos y artistas como Los Alison y Peter Smithson, los Robert Smithson, los Archigram, los B.Fuller (de este último recordemos su «nave espacial Tierra» o su ¿Cuánto pesa su edificio sr Foster? en el que se preguntaba sobre la repercusión de nuestras acciones en la sostenibilidad de este Planeta, referenciaron así su trabajo conscientes de cuestiones como el Deterioro, la entropía, la huella ecológica, etc…
Además, por primera vez la actuación humana tiene su registro en la superficie terrestre. Los científicos en estos años citan y dan paso al Antropoceno. La aparición de la Agricultura, o las explosiones nucleares en los atolones del Pacífico se propondrán como origen.
En todo caso, por vez primera se tiene consciencia de que la actividad del hombre produce cambios a nivel planetario.
Es en este contexto que quiero hablarles de como imagino, desarrollarán su trabajo.
Si con Alberti arranca la visión humanística del Universo con la centralidad en los humanos creo firmemente que esta generación de arquitectos será el arranque de un nuevo Humanismo que paradògicamente, trasladará su mirada desde el centro humano a su entorno.
Reinventarán al arquitecto y su arquitectura. Tendrán que ser miembros de una Resistencia.
Sé que han sido formados con esmero en numerosas disciplinas y conocimientos, me consta porque he asistido a muchas de sus clases y presentaciones, pero de la actitud de la que quiero hablarles tal vez el Sistema, astutamente, no les ha prevenido.
Si Alberti buscaba en el pasado el rastro de cómo actuar, si las ruinas del pasado le mostraban el camino, ustedes partirán del territorio del Deterioro planetario que los procesos entrópicos generan y la actividad humana ha propiciado para encontrar el lugar de su acción.
Para ello se tendrán que mover entre el impulso que, como leíamos al principio, denunciaba Alberti : «la líbido de edificar» y ese otro «preferiría no hacerlo» de ese personaje, escribiente lacónico de Melville.( Bartleby)
Y esto, puedo asegurarles es complicado.
Como he dicho ya tantas veces, Construir ahora, ya, será siempre Restaurar.
Todas sus intervenciones tendrán que ver con la Restauración de nuestro Entorno artificial o Natural.
¿Pero si la instrucción que llega desde el Poder a través del Programa no lo contempla así?
La arquitectura se materializa desde el Poder sea este religioso, político, económico etc… Pero se debe pensar desde el cuestionamiento del Poder.
En el tratado de arquitectura albertiano, en lugar de ser el mecenas que encarga la obra, el enunciador del programa es el arquitecto.
El arquitecto deberá adelantarse en la elaboración del programa.
Si el Programa (al decir de Deleuze y Guattari) no es otra cosa que «la Información gestionada por el aparato del estado». ¿No deberá el arquitecto, como conocedor, al menos cuestionarlo?
En esa revisión del programa siempre tendremos que cuestionar al Poder
En efecto, el que realiza el proyecto desarrolla un proceso altamente informativo:
El proyecto se informa para crear y se crea para informar.
Está entre la prospección y la proyección.
La prospección supone la indagación en el Tiempo para conocer las posibilidades futuras basada en indicios presentes o pasados
La proyección ( proyectar) supone un plan para lograr un objetivo.
Así, en la consecución de ese objetivo tendremos que cuestionar el programa para, mejorándolo, aparentar cumplirlo.
En el lenguaje coloquial: «deberemos dar liebre por gato».
Y por fin llegamos al objetivo de estas líneas:
¿Puede ser el proyecto una herramienta de destrucción o al menos de revisión de la Autoridad?
Entenderemos por Autoridad el rigor de la Ciudad y sus Normas y construcciones. también el Poder.
Por lo tanto lo que les propongo es más bien un recorrido político, ético, antes que técnico o artístico.
Desde la jerga constructivista que mantienen Bruno Latour o Michel Callón de la función mediadora de la tecnología en las relaciones sociales, estaremos de acuerdo en que:
– Los arquitectos somos actores tecnológicos y La Tecnología es una construcción social.
– Los procesos técnicos y sociales se influyen mutuamente y se construyen simultáneamente.
En este orden de cosas:
En el proyecto encontraremos la herramienta precisa para nuestra mediación social y nuestra interpelación política.
El proyecto es una Declaración, cualquier cosa que es lanzada, enviada o delegada por un enunciador (seguimos con la jerga de Latour).
Es con nuestro Proyecto- Declaración con el que podemos arrancar el Programa de las manos del Poder para cuestionar y gestionar la Información: Uno de los engranajes básicos de la maquina transformadora.
Pero el Proyecto como Declaración no es suficiente, debe generar la herramienta tecnológica que lo hace ejecutable.
Considero que así, sus proyectos deberán ser el manual de instrucciones de montaje de una Máquina transformadora de la Sociedad.
La Máquina será el dispositivo creado por el proyecto.
Sus proyectos deberán crear Máquinas de guerra. Sabiendo que: «La construcción de la herramienta es lo mismo que la construcción del mundo».
Estas, sus máquinas transformadoras «estarán posicionadas entre la autoridad y la generosidad. Deberán Escapar al poder, ser «generosas y críticas y generar conflicto y controversia para evitar la violencia» (La arquitectura de la Hospitalidad. Mark Wigley). Se impondrán a la Dispositio vitrubiana rompiendo las restricciones (rompiendo el principio de autoridad).
Actuando de esta forma y Aceptando el principio entrópico de nuestro Universo les garantizo que no les faltará trabajo.
Está todo por hacer, siempre, constantemente.
Y queda una cuestión de siempre intrínseca a la Arquitectura: Y la Belleza?
Hemos planteado la cuestión desde principios éticos pero… ¿y la Belleza de estas máquinas?
De nuevo Alberti nos da la pista:
«La Belleza se dará por añadidura».
Para Alberti tiene carácter modal, resultado de una forma de hacer.
Para nosotros también.
Si actúan así, su trabajo será bello, sin duda.
Suerte.
Gracias.